Política impositiva expoliadora

Política impositiva expoliadora

Suman 83 los gravámenes vigentes que se aplican acumulativamente sobre el bolsillo de las personas físicas. Esta multiplicación fiscal se hace cotidianamente en etapas sucesivas en el marco de un sistema perverso.

Contados con los dedos de la mano son aquellas personas –expertas o profanas– que alcanzan a comprender y preocuparse por el conjunto de impuestos, tasas y contribuciones que componen el sistema impositivo argentino.

Suman 83 los gravámenes vigentes que se aplican acumulativamente sobre el bolsillo de las personas físicas. Esta multiplicación fiscal se hace cotidianamente en etapas sucesivas.

Cuando uno de nosotros gana dinero honestamente por tareas realizadas, queda sometido a uno o varios impuestos que en conjunto se quedan con el 22% de los ingresos monetarios.

Ese dinero puede ahorrarse o gastarse. Si se gasta en el consumo diario o en comprar bienes durables, volvemos a pagar distintos impuestos a diferentes jurisdicciones, que nos arrebatan el 28,5% del ingreso original.

Seguidamente y en oportunidad de usar los bienes adquiridos, el fisco en su conjunto nos sigue cargando impuestos que suman el 14,3% del ingreso que ya había tributado.

Finalmente, cuando conservamos el patrimonio familiar, nos terminan cobrando nuevos impuestos que totalizan el 1% de los ingresos.

En total: 65,8% del ingreso monetario.

El conjunto de cargas fiscales constituye un sistema impositivo perverso, que se ha ido construyendo siguiendo las cínicas recomendaciones de los ideólogos en materia fiscal, entre ellos Richard Musgrave (1910-2007): “Para eludir el argumento de la doble imposición, los gobiernos debieran adoptar la teoría de la hacienda múltiple con impuestos en distintas fuentes, buscando diferentes manifestaciones de riqueza, en diversas jurisdicciones, con el fin de gravarlas sin levantar resistencia, para lo cual cada tributo no debiera superar el límite técnico jurídico de la confiscatoriedad”.

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