Cristina quiere blanquear, pero el propio Estado contrata trabajadores en negro

Paradojas del discurso k - Cristina quiere blanquear, pero el propio Estado contrata trabajadores en negro

Bajo la figura de los “convenios de asistencia técnica”, unos 300 trabajadores de los ministerios de Planificación y Economía están regidos por los denominados “contratos basura”. Tienen un sueldo mínimo y deben costearse la ART, la jubilación y la obra social. La aparente “pasantía” esconde una virtual relación de dependencia. PERFIL conversó con seis empleados que reconocieron estar en esta situación irregular.

Quienes escucharon con atención ese párrafo del discurso presidencial fueron los al menos 300 empleados del Ministerio de Economía que, con la excusa de una pasantía encubierta en un “contrato de locación de servicios”, firmaron un “contrato basura”, que desde la CTA no dudan en calificar como “trabajo en negro”.

“Yo trabajaba en el Ministerio de Economía, pero iba todos los meses a Avellaneda, a la sede de la UTN (Universidad Tecnológica Nacional), a cobrar el cheque”, cuenta Juan. El caso de este ex empleado del organismo, que no quiso dar su nombre real, es uno de los seis relevados por PERFIL que demuestran que detrás del ímpetu del Gobierno por blanquear a los trabajadores se esconde una trama de contrataciones irregulares en el propio ámbito estatal.

En el Ministerio de Economía, comandado por Carlos Fernández, PERFIL relevó cinco casos entre empleados y ex empleados que firmaron un contrato, sobre la base de un convenio con una facultad de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), que presenta graves irregularidades. Con un sueldo mensual de $ 1.600 por mes, $ 400 más que el salario vital y móvil, los aportes jubilatorios, de ART y de obra social corren a cargo de los “pasantes”.

“Tampoco nos pagan horas extras, ni por asistencia, ni siquiera por hijo”, contó “María”, una empleada que jura que sólo le dieron un día libre cuando se casó. “Si quería irme de luna de miel tenía que descontar los días de mis vacaciones”, agregó.

Quienes prestaron su testimonio a PERFIL son universitarios. A excepción de uno de ellos, ninguno cursó en la UTN. “Yo sí fui alumno, pero cuando comenzó la pasantía ya no lo era. Igual nunca en el Ministerio me preguntaron si tenía algo que ver con la UTN”, relató “Adrián”, otro joven que trabajó en una dependencia de Planificación. En los convenios, las unidades académicas se comprometen a aportar alumnos y graduados. Estas contrataciones bajo convenio esconden una virtual relación de dependencia. “Yo entré con un convenio con la UBA, después me pasaron a la UTN de Avellaneda, y ahora estoy en la de Venado Tuerto”, contó “Natalia”, que ingresó hace cuatro años al Ministerio de Economía y pasó por varios “convenios de asistencia técnica”, como se los conocen formalmente.

“Son contratos no registrados, contratos basura y contratos ilegales porque no son regidos por la ley de empleo público. Es trabajo en negro”, explicó Horacio Meguira, asesor legal de la CTA. El abogado agregó: “Estos contratos crecieron con furor en los 90, durante el proyecto privatizador”.

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