El campo está cada vez en menos manos

El campo está cada vez en menos manos

El Gobierno distribuyó 1.500 millones de pesos durante 2007 con el objetivo de atenuar la suba de precios de los alimentos. La mitad de esa cifra se concentró en apenas 10 grandes empresas como Molinos Cañuelas y Río de la Plata, Sancor, Mastellone, Cargill, Cresta Roja y Soychú.

La concentración es más evidente en el sector lácteo. De los 147 millones que el Estado repartió en subsidios, 140 fueron a las seis usinas mientras que sólo siete millones fueron a los miles de productores tamberos.

La producción de carne aviar también se reparte entre pocos. Tres frigoríficos (Cresta Roja, Tres Arroyos y Soychú) despachan la mitad del pollo que se consume en el país. Otras 39 empresas, la otra mitad. Desde 2003 hasta ahora, la faena experimentó un salto notable –de 800.000 a 1,3 millones de toneladas– y todas crecieron. Pero las que más terreno ganaron en medio de esa pujanza fueron las de mayor envergadura.

La fabricación de harina está algo mejor repartida, aunque no escapa a la lógica general de concentración. De 146 molinos de trigo registrados en todo el país, sólo tres explican el 30% de la molienda: Cañuelas, Cargill y Andrés Lagomarsino. A fines de los 90 había cerca de 200 en actividad. Según los empresarios del sector, muchos cerraron porque trabajaban en la informalidad. Algo similar aducen para las aceiteras, donde pisan fuerte los grandes acopiadores.

La industria azucarera también se centralizó en la era K. Cuatro empresas concentran el 73% de la producción tucumana. Antes de la devaluación, casi todos los ingenios en la provincia eran de familias tradicionales. La firma Atanor, de capitales estadounidenses, se convirtió en el principal jugador del sector hace dos años, cuando compró el ingenio Concepción.

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