Crisis: ni imprevisible ni gratuita

Crisis: ni imprevisible ni gratuita

El impuesto al cheque es impresentable por dónde se lo mire porque para pagar impuestos hay que pagar el impuesto al cheque. ¡Una verdadera locura! La carga tributaria en Argentina ha llegado a niveles insospechados, y si se la ajusta por la calidad del gasto público que ofrece el Estado por los impuestos que cobra, entonces tiende a infinito. En rigor resulta difícil sostener que los números fiscales están bien siendo que el Estado cobra impuestos altísimos y no otorga casi nada a cambio de los mismos en bienes públicos como seguridad, educación, defensa, etc. Cobrar impuestos para disciplinar a gobernadores e intendentes o subsidiar precios artificiales de tarifas públicas y combustibles no es lo que yo denominaría una situación fiscal sólida. En primer lugar porque al abaratar artificialmente las tarifas de los servicios públicos, la demanda crece y la necesidad de subsidiarla aumenta, esto es, requiere de más subsidios al punto que vienen duplicándose cada año. La dinámica del esquema requiere de gasto creciente e impuestos crecientes. Insisto, no me parece sólido este esquema. En segundo lugar porque genera fuertes ineficiencias en el sistema económico afectando la productividad y la tasa de crecimiento. Curiosamente hoy el gobierno usa la misma receta que solía recomendar el FMI cuando se firmaba un stand by. La sugerencia era achicar el déficit y para ello, en vez de pedir un ajuste del gasto, el FMI se conformaba con aumentos de tarifas e impuestos. Para el FMI y los Kirchner es indiferente ajustar por el lado de los gastos o de los ingresos. Curiosa coincidencia.

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